
Durante mucho tiempo, cambiar Windows por Linux para jugar era casi un salto al vacío: menos compatibilidad, más quebraderos de cabeza y la sensación de ir a contracorriente. Hoy el panorama se parece poco a aquel. Entre la presión por la privacidad, el avance de Proton y la madurez de distribuciones centradas en juegos, Linux ha pasado de experimento de unos pocos a opción realista para el público general.
En ese contexto aparece Bazzite, una distribución que muchos usuarios describen como “lo más parecido a SteamOS para cualquier PC”. Con la llegada del fin de soporte de Windows 10 y el recelo frente a Windows 11, esta propuesta ha ganado una visibilidad inesperada: no solo se está descargando de forma masiva, sino que además está siendo sometida a benchmarks exhaustivos que empiezan a dibujar qué podemos esperar de Linux como sistema operativo principal para gaming.
¿Qué es Bazzite y por qué se habla tanto de ella?
Bazzite es una distribución de Linux basada en Fedora, diseñada específicamente para ofrecer una experiencia sólida de juegos en PC de sobremesa, portátiles, HTPC y dispositivos con pantalla táctil. Se apoya en un sistema inmutable mediante rpm-ostree, lo que permite tener una base muy estable, actualizaciones atómicas y menos riesgo de romper el sistema al instalar software o paquetes adicionales.
A nivel de filosofía, el objetivo es acercarse a SteamOS pero sin las limitaciones de hardware concreto: Bazzite está pensada para instalarse en prácticamente cualquier PC compatible, con imágenes adaptadas tanto a GPU Nvidia como a AMD, e incluso con soporte para arquitecturas como ARM en escenarios específicos. Esa combinación de estabilidad, enfoque en juegos y mayor libertad de instalación es lo que la está convirtiendo en un punto de referencia para quienes quieren salir del ecosistema Windows.
La distribución llega además con una integración pensada para que, nada más instalar, se pueda empezar a jugar y grabar partidas con OBS Studio: incorpora soporte nativo para Steam, lanzadores como Heroic Games Launcher, Lutris y clientes de juegos de terceros (Epic Games, GOG, Ubisoft y otros), lo que facilita el acceso a la mayor parte del catálogo de títulos de PC sin pasos de configuración complejos.
Otro de los pilares de Bazzite es la seguridad. Gracias al uso de tecnologías como SELinux y al modelo de sistema de archivos inmutable, las actualizaciones se aplican de forma controlada y reversible, minimizando riesgos sin sacrificar rendimiento. Para usuarios más avanzados y para quienes montan equipos nuevos, esto supone una base relativamente predecible sobre la que probar hardware, configurar máquinas de juegos o incluso estaciones de trabajo híbridas.

Bazzite como alternativa a Windows 10 y SteamOS
El fin del soporte oficial de Windows 10 por parte de Microsoft ha sido un revulsivo para muchos jugadores, especialmente en Europa y España, donde una parte de usuarios se resiste a pasar por el aro de Windows 11. La combinación de requisitos de hardware, cambios de interfaz y mayor integración de servicios en la nube ha empujado a más de uno a buscar un sistema menos intrusivo.
En este clima, Bazzite se está posicionando como una especie de refugio: un “clon” de SteamOS instalable en cualquier PC, con una experiencia muy similar a la de la Steam Deck, pero sin depender de una consola portátil concreta. Para quienes ven en SteamOS la referencia en rendimiento y compatibilidad sobre Linux, Bazzite se ha convertido en la opción preferida mientras Valve no libere de forma general su sistema para ordenadores de sobremesa.
Los desarrolladores de la distribución han compartido cifras que dan una idea de la magnitud del interés. En el último mes, la web de Bazzite ha registrado alrededor de 730.000 visitantes únicos y un tráfico acumulado de aproximadamente 1 petabyte de datos, principalmente asociados a descargas de imágenes ISO. Traducido a instalaciones potenciales, se estima que se han producido entre 143.000 y 150.000 descargas de la distribución en tan solo 30 días, algo que obliga a gestionar grandes volúmenes de almacenamiento portátil.
Este volumen es especialmente llamativo si se tiene en cuenta que, hace apenas unos años, Bazzite era una propuesta prácticamente desconocida incluso dentro del mundillo Linux. Ahora comparte protagonismo con otras distribuciones amigables para el usuario como Zorin OS, que también ha visto crecer sus instalaciones tras la retirada de soporte a Windows 10, aunque con un enfoque menos centrado exclusivamente en el juego.
Para muchos jugadores de Windows 10 que no quieren dar el salto a Windows 11, Bazzite se presenta como el término medio razonable: un sistema donde cerca del 90% de los juegos de Windows funcionan hoy en Linux gracias a Proton y a las mejoras impulsadas por Valve, pero con una capa de integración adicional enfocada exclusivamente al ocio digital.
Características clave de Bazzite para gaming
Más allá del interés mediático, Bazzite destaca por un conjunto de características técnicas pensadas para reducir el trabajo de configuración habitual en Linux. Una de las más importantes es su optimización para gaming desde el primer arranque: el sistema ya incluye Steam y configuraciones predefinidas para que el usuario pueda empezar a instalar juegos sin tener que bucear en repositorios desde el minuto uno.
El soporte de lanzadores adicionales marca otra diferencia frente a otras distribuciones: herramientas como Heroic Games Launcher o Lutris vienen listas para gestionar bibliotecas de Epic Games, GOG, Ubisoft y otros proveedores. Esto permite centralizar desde Linux un ecosistema que, en Windows, suele multiplicar instaladores y clientes propios.
En el plano del hardware, los desarrolladores han trabajado en ofrecer una compatibilidad avanzada con GPUs y periféricos. Bazzite proporciona imágenes específicas para Nvidia y AMD, con drivers listos para usar y soporte para una buena parte de controladores de entrada habituales en gaming, lo que reduce notablemente el tiempo entre la instalación y la primera partida y facilita saber si necesitas más RAM.
El enfoque inmutable aporta otra ventaja destacable: al tratarse de una distribución basada en rpm-ostree, las actualizaciones del sistema son atómicas y pueden revertirse de forma relativamente sencilla si algo sale mal. Para entornos de juego donde cada frame cuenta, poder volver a un estado previo cuando una actualización rompe un título o introduce un bug puede ahorrarle a más de uno horas de problemas.
Además, Bazzite está pensado para funcionar tanto en PC de escritorio clásicos como en portátiles, miniPC y HTPC orientados al salón, ideal para PCs con pocos recursos, e incluso en algunos dispositivos con pantalla táctil. En todos estos escenarios, la idea es ofrecer una experiencia homogénea, cercana a la de una consola pero manteniendo la flexibilidad típica de un sistema GNU/Linux.
El boom de descargas y el interés de la comunidad
Las cifras recientes ayudan a entender el ruido generado alrededor de Bazzite. Los responsables del proyecto han confirmado que en solo 30 días se han distribuido más de 1 PB en ISOs del sistema, superando por primera vez la barrera del petabyte. Esta marca se traduce en aproximadamente 150.000 descargas de imágenes en ese periodo, una cantidad poco habitual para una distribución tan enfocada en un nicho concreto.
Este crecimiento tiene mucho que ver con la coyuntura del mercado. Por un lado, los usuarios que han visto cómo su instalación de Windows 10 queda sin parches de seguridad empiezan a buscar alternativas más sostenibles a medio plazo. Por otro, el empuje del ecosistema Steam Deck ha normalizado la idea de jugar en Linux utilizando Proton y otras capas de compatibilidad, lo que hace que propuestas como Bazzite ya no se perciban como algo exótico.
Según los responsables de la distro, el tráfico acumulado en su web en ese mismo mes ha rondado los 730.000 usuarios únicos, un número que refleja un interés que va más allá del simple experimento puntual. No todos esos visitantes terminarán migrando su PC principal a Linux, pero sí hay un incremento evidente de usuarios que, al menos, están dispuestos a instalar la ISO en un segundo disco o en un equipo alternativo para probar.
El caso de Bazzite se suma al de otras distribuciones orientadas a la experiencia de usuario, aunque con una especialización más agresiva en gaming. Mientras que proyectos como Zorin OS ponen el foco en facilitar la transición general desde Windows, Bazzite se dirige de forma más directa a jugadores y usuarios avanzados que quieren un entorno de juego estable y relativamente preconfigurado.
En paralelo, el aumento de cuota de Linux entre jugadores de Steam —que ya supera el 3% del total de usuarios, varios millones de personas— crea un entorno más favorable para que iniciativas como esta ganen tracción. Cuantos más equipos y configuraciones reales usen Bazzite, más datos se recopilan y más fácil es afinar el rendimiento.
Benchmarks en Bazzite: cómo se ha puesto a prueba
Para evaluar si Bazzite está a la altura de las expectativas, distintos medios y creadores de contenido especializados han llevado a cabo pruebas de rendimiento centradas en las GPU bajo Linux. Uno de los análisis más completos ha venido de parte de canales técnicos como Gamers Nexus o HardwarePremium, que han sometido a la distribución a una batería de pruebas con tarjetas gráficas de última generación.
El enfoque de estos estudios no ha sido enfrentar directamente Linux contra Windows, ya que las herramientas de medición, las APIs y hasta las versiones de algunos juegos difieren demasiado como para hacer comparaciones estrictas. En su lugar, la meta ha consistido en averiguar qué GPUs rinden mejor si el usuario decide optar por Bazzite u otra distribución similar.
Para lograr resultados consistentes, algunos equipos de pruebas optaron por congelar las actualizaciones del sistema durante los benchmarks, asumiendo el riesgo de perder parches potencialmente beneficiosos pero evitando cambios de rendimiento inesperados entre una medición y otra. Aun así, se encontraron con obstáculos importantes: drivers que se comportan de forma distinta que en Windows, herramientas de conteo de frames diferentes y ports nativos que no siempre son la mejor opción.
Entre las GPUs evaluadas se incluyeron modelos de gama alta como las Nvidia RTX 5090, 5080 y 5070 Ti, así como Radeon RX 9070 y 9070 XT, además de tarjetas de gama media y algunas Intel Arc. Los juegos seleccionados abarcaron lanzamientos exigentes de los últimos años, como Resident Evil 4, Starfield, Cyberpunk 2077, Dragon’s Dogma 2, Dying Light 2 o Black Myth: Wukong, todos ellos ejecutados sobre Bazzite.
Un punto importante que remarcan los analistas es que los números obtenidos no deben compararse de forma directa con los benchmarks en Windows. El objetivo aquí no es proclamar un ganador absoluto entre sistemas operativos, sino ofrecer una foto realista de qué combinación de hardware y software resulta más recomendable si el usuario decide jugar bajo Linux.
Nvidia, AMD e Intel en Bazzite: quién sale mejor parado
Los resultados de estas pruebas dibujan un escenario claro: Linux tiene favoritos en el terreno de las GPU. Aunque Nvidia mantiene una gran potencia bruta en cifras de FPS medios, la experiencia de juego real no siempre va de la mano de esos promedios, y ahí es donde AMD sale reforzada.
En títulos como Black Myth: Wukong a 1080p, la RTX 5090 se sitúa en cabeza en FPS medios, con valores en torno a los 115 fotogramas por segundo. Sin embargo, los testers han señalado problemas serios de frame pacing, es decir, de irregularidad en la entrega de frames, lo que provoca tirones y sensaciones de inestabilidad pese a que la media parezca muy alta.
En el mismo escenario, la Radeon RX 9070 XT ofrece un promedio de FPS algo inferior pero un comportamiento mucho más estable, con menos saltos y una sensación de fluidez mayor. Esa diferencia se acentúa cuando se sube la resolución, donde en algunos casos las GPUs de AMD logran experiencias más consistentes, a pesar de tener un precio por lo general menor que sus equivalentes de Nvidia.
Otro caso llamativo es Starfield, un título muy exigente y todavía problemático en múltiples plataformas. En pruebas realizadas a 4K, la RX 9070 XT ha llegado a situarse por delante de la RTX 5090 en experiencia real de juego, con tasas de frames más aprovechables y menos comportamientos extraños. Según los datos compartidos, la GPU de Nvidia apenas logra aventajar en rendimiento bruto a la RX 9070, algo sorprendente si se mira solo el escalón de producto.
En resumen, las tarjetas de AMD han mostrado un rendimiento más estable y predecible en Bazzite, lo que encaja con la percepción general de que, a día de hoy, la combinación Linux + AMD suele ofrecer menos quebraderos de cabeza. No obstante, Nvidia sigue siendo competitiva en potencia bruta, aunque más dependiente de la madurez de sus controladores en este entorno.
La posición de Intel y las limitaciones actuales
Las GPU Intel Arc también han tenido su espacio en estas pruebas, con resultados más irregulares. Aunque las tarjetas muestran potencial y, en algunos títulos, un rendimiento aceptable, el principal problema detectado tiene que ver con la volatilidad y compatibilidad: juegos que no arrancan, opciones de ray tracing deshabilitadas o inestables y variaciones importantes de rendimiento entre versiones.
En cierto modo, la situación recuerda a los primeros meses de Intel Arc en Windows: una base de hardware competente que necesita tiempo y esfuerzo en el plano de los drivers y la optimización. Para quienes quieran apostar por Bazzite como sistema principal de juegos, hoy por hoy la recomendación más prudente sigue pasando por gráficas de AMD, y en segundo lugar Nvidia, dejando Intel como una opción más experimental.
A estas dificultades hay que sumar que Linux, y por extensión Bazzite, todavía arrastra restricciones en títulos que dependen de sistemas antitrampas agresivos. Juegos como F1 24, Battlefield 6 o Call of Duty: Black Ops 7 han quedado fuera de algunos de los benchmarks precisamente por no funcionar correctamente bajo este entorno, algo que limita la comparativa con el catálogo completo disponible en Windows.
Aun con estas carencias, los analistas coinciden en que el salto cualitativo respecto a hace unos años es evidente. Linux ha pasado de ser una opción casi inviable para gaming a convertirse en un sistema donde muchos títulos triple A funcionan con un nivel de estabilidad razonable, y donde las diferencias prácticas con Windows se han reducido para buena parte del catálogo.
El mayor escollo, por ahora, se sitúa más en el ecosistema de software auxiliar —drivers, anticheat, ports nativos irregulares— que en las capacidades puras del sistema operativo o del hardware.
Los “enemigos invisibles” del rendimiento en Linux
Buena parte de los problemas detectados en los benchmarks con Bazzite no proceden directamente de las GPUs, sino de factores menos visibles para el usuario final. Uno de ellos son las actualizaciones descontroladas, que pueden introducir cambios en librerías gráficas o en componentes clave y alterar el rendimiento de un día para otro.
Otro elemento especialmente problemático es la compilación de shaders. En algunas configuraciones con tarjetas de Nvidia se han registrado tiempos de compilación de hasta 20 o 25 minutos al iniciar ciertos títulos por primera vez, algo que, sin ser exclusivo de Linux, puede hacerse más evidente cuando se combinan drivers propietarios y capas de compatibilidad.
También se han observado casos en los que los ports nativos de juegos a Linux rinden peor que las versiones de Windows ejecutadas a través de Proton. Es decir, la ruta oficialmente “ideal” no siempre ofrece la mejor experiencia, y en ocasiones son las capas de compatibilidad las que terminan salvando la partida en términos de estabilidad y FPS.
Herramientas de monitorización como MangoHUD, muy populares para controlar temperaturas y tasas de frames, han protagonizado también algún quebradero de cabeza, provocando congelaciones o cierres inesperados en ciertas combinaciones de hardware, sistema y juego. Esto obliga a ser más cuidadoso con la configuración, especialmente en equipos donde se pretende hacer mediciones comparativas serias.
Todo ello lleva a una conclusión bastante compartida entre quienes han participado en estas pruebas: hacer benchmarks rigurosos en Linux requiere más disciplina y control de variables que en Windows, donde la plataforma es más homogénea y las herramientas suelen estar más consolidadas.
¿Está Bazzite listo para sustituir a Windows en un PC gaming?
La gran pregunta para muchos jugadores europeos que se plantean abandonar Windows 10 es si Bazzite puede convertirse en su sistema operativo principal para jugar. Las pruebas realizadas hasta ahora apuntan a un escenario intermedio: el sistema es mucho más sólido de lo que era Linux hace unos años, pero sigue habiendo limitaciones y casos concretos donde Windows conserva una ventaja clara.
Por un lado, se ha visto que con una GPU AMD bien soportada, Bazzite puede llegar a igualar e incluso superar en experiencia práctica a configuraciones de Nvidia de gama muy alta en algunos juegos exigentes. La estabilidad en el frame pacing, la menor incidencia de errores y la buena integración con controladores abiertos juegan aquí a favor del usuario.
Por otro, sigue habiendo un porcentaje de títulos, especialmente aquellos con anticheat más agresivo o soporte oficial limitado, que directamente no funcionan o lo hacen con demasiadas complicaciones. Para quien tenga una biblioteca muy centrada en este tipo de juegos online, Bazzite quizá no sea todavía un reemplazo completo, sino más bien un sistema secundario para el resto del catálogo.
La recomendación que se desprende de muchos de estos análisis es bastante pragmática: para usuarios con cierta experiencia técnica, montar un dual boot con Bazzite y Windows puede ser una opción razonable, aprovechando Linux para la mayor parte de los juegos y tareas diarias, y reservando Windows únicamente para los títulos más problemáticos.
De cara al futuro, el esperado lanzamiento de nuevo hardware dedicado al gaming bajo marca Steam Machine y la expansión del ecosistema SteamOS pueden acelerar todavía más la optimización de juegos para Linux. En ese escenario, distribuciones como Bazzite —que ya hoy funciona como una especie de “SteamOS para todos los PC”— parten con una ventaja evidente.
El momento actual coloca a Bazzite en una posición interesante: ya no es una rareza para entusiastas, sino una opción realista para quienes huyen de Windows 11 o se ven obligados a abandonar Windows 10. Sus cifras de descargas, el rendimiento que está demostrando con GPUs modernas —especialmente con AMD— y la madurez del ecosistema Linux para gaming indican que el salto ya no es tan arriesgado como antes. Aun quedan flecos por pulir en compatibilidad, drivers y herramientas auxiliares, pero para muchos usuarios en España y Europa Bazzite empieza a ser algo más que una curiosidad: se convierte en una alternativa seria a considerar cuando toca decidir en qué sistema operativo van a seguir jugando los próximos años.
from Actualidad Gadget https://ift.tt/9ynzvRU
via IFTTT





No hay comentarios:
Publicar un comentario