
Estudiar hoy en día sin las herramientas adecuadas en el ordenador es casi como ir a clase sin mochila. Windows 11 ofrece un ecosistema enorme de programas que pueden hacerte la vida mucho más fácil: desde tomar apuntes y organizar trabajos hasta diseñar presentaciones, colaborar con tu grupo o controlar mejor tu tiempo.
A partir de lo que recomiendan universidades, docentes y medios especializados, he preparado una guía completa con el software imprescindible para estudiantes en Windows 11. Encontrarás suites ofimáticas, apps para organizarte, gestores bibliográficos, herramientas para crear contenidos visuales, apps de concentración y un buen puñado de recursos académicos que te vendrán de lujo tanto si estás en instituto, bachillerato, FP o universidad.
Suite ofimática y almacenamiento en la nube
La base de cualquier estudiante es contar con una buena suite ofimática para escribir trabajos, hacer hojas de cálculo y montar presentaciones, y con un sistema para guardar todo de forma segura en la nube. En Windows 11 las dos grandes protagonistas son Microsoft 365 y Google Workspace, a las que se suma LibreOffice como alternativa libre.
Microsoft 365 sigue siendo el estándar en la mayoría de centros educativos. Incluye Word, Excel, PowerPoint, OneNote, Outlook y OneDrive, y suele estar disponible gratis o a precio muy reducido para estudiantes a través de la universidad o instituto. Su gran ventaja es la compatibilidad de formatos, las herramientas avanzadas de edición y que se integra de forma nativa con Windows 11 y con Microsoft Teams.
Si tu centro educativo está orientado al ecosistema de Google, seguramente tirarás de Google Workspace (Google Docs, Sheets, Slides y Drive). Funciona directamente desde el navegador, así que te vale en cualquier portátil con Windows 11, sincroniza todo en la nube y permite que varios estudiantes editen el mismo documento en tiempo real sin volverse locos con los adjuntos por correo.
Para quienes buscan algo totalmente libre y sin suscripciones, LibreOffice es la suite ofimática de referencia. Trae procesador de textos, hoja de cálculo, presentaciones, bases de datos y dibujo vectorial, y es capaz de abrir y guardar documentos en formatos de Microsoft Office. Además, al ser código abierto es muy popular en entornos que cuidan especialmente la privacidad y el control de datos.
En cualquier caso, lo ideal es que combines estas herramientas con un buen sistema de almacenamiento en la nube. OneDrive, Google Drive, Dropbox o Mega te permiten guardar tus trabajos, apuntes y presentaciones para acceder a ellos desde cualquier dispositivo y no perderlo todo por un fallo del portátil el día antes de la entrega.
Herramientas para tomar apuntes y organizar la vida académica
Una vez resuelta la parte de ofimática, toca poner orden en el caos de clases, exámenes, prácticas y proyectos. Las apps para notas, tareas y calendario son clave para no llegar al final del cuatrimestre con mil cosas atrasadas.
En el ecosistema Microsoft destaca OneNote, que se lleva de maravilla con portátiles táctiles y lápices digitales. Te permite mezclar texto, dibujos, imágenes, fórmulas y grabaciones de audio en la misma página, ideal para tomar apuntes a mano alzada, crear mapas conceptuales o anotar fórmulas mientras el profesor explica. Con tu cuenta de Microsoft se sincroniza en la nube, así que puedes retomar las notas en cualquier otro dispositivo.
Si quieres ir un paso más allá y tener un panel de control de todo tu estudio, Notion es una de las apps estrella. Con ella puedes crear páginas por asignatura, bases de datos de tareas y exámenes, fichas de resúmenes, listas de lectura y tableros de proyectos para trabajos en grupo. Combina notas, gestor de tareas y wiki personal, de modo que puedes centralizar ahí prácticamente toda tu vida académica. Alternativas como Obsidian (más centrada en notas enlazadas y archivos locales) o Evernote (más sencilla) también son muy válidas.
Para los que necesitan una planificación muy detallada, My Study Life está pensada específicamente para estudiantes. Permite guardar horarios de clase, apuntar exámenes, trabajos y recordatorios, y ver todo de un vistazo en un calendario. Funciona como una agenda académica digital, sincronizada en todos tus dispositivos.
Si prefieres algo simple para listas de cosas por hacer, Microsoft To Do o Todoist cumplen de sobra. Permiten crear listas de tareas por asignatura, fijar fechas límite, añadir recordatorios y, si quieres, compartirlas con compañeros de grupo. Enfocar cada día con una lista clara de lo que tienes que avanzar reduce bastante el estrés.
Gestores de referencias y recursos académicos

Cuando empiezas a preparar trabajos de investigación, TFG, TFM o proyectos más serios, gestionar las fuentes y las citas a mano es un auténtico engorro. Ahí es donde entra en juego el gestor bibliográfico, que te ahorra horas y errores en normas de citación.
Zotero es probablemente el más popular entre los estudiantes. Se integra con navegadores como Chrome o Firefox para capturar referencias de artículos, libros o webs con un clic, organizar la bibliografía por carpetas o etiquetas y adjuntar PDFs y notas de lectura. Luego, mediante plugins para Word y Google Docs, insertas citas en el texto y generas la bibliografía automáticamente en el estilo que te pida tu profesor (APA, IEEE, Chicago, etc.).
Si vienes de entornos más científicos, quizá te suenen Mendeley o EndNote. Mendeley combina gestor bibliográfico con red académica, mientras que EndNote está más orientado a investigación profesional y es de pago. En cualquier caso, la lógica es la misma: evitar que pierdas el tiempo copiando y pegando referencias y asegurar que las citas siguen un formato coherente.
Además de guardar fuentes, necesitas encontrarlas. Para trabajos en español, Dialnet es uno de los portales de referencia: un buscador de tesis, artículos científicos y revistas en castellano coordinado por la Universidad de La Rioja. Basta con escribir un término y obtendrás miles de resultados académicos filtrables.
Si lo que buscas son apuntes, exámenes y resúmenes elaborados por otros estudiantes, plataformas como Docsity o Wuolah funcionan como comunidades de intercambio de documentos. Puedes explorar por universidad, facultad y asignatura, descargar materiales y, si compartes los tuyos, acumular recompensas y puntos en algunos casos.
Otros recursos muy útiles son los Simuladores de PHET, una colección enorme de simulaciones interactivas en Física, Química, Matemáticas y Biología desarrolladas por la Universidad de Colorado. Muchas están ya en HTML5, así que corren sin problemas en el navegador de Windows 11 y sirven para visualizar conceptos que sobre el papel cuestan más.
Para pulir ortografía y estilo en textos en español, además de los correctores automáticos, no está de más tener a mano la web de la RAE y Fundéu. En la primera puedes consultar definiciones y conjugaciones, y en la segunda, dudas de uso y recomendaciones sobre palabras conflictivas, neologismos o formas dudosas.
Correctores de texto y ayudas de escritura
Aunque sepas escribir bien, siempre se escapan errores. Usar un buen corrector es una de las formas más sencillas de subir medio punto a tus trabajos sin apenas esfuerzo adicional.
Para textos en inglés, Grammarly se ha convertido en la opción más popular. Se instala como extensión del navegador o app de escritorio y revisa gramática, puntuación y estilo en tiempo real. Ofrece sugerencias de tono, claridad y vocabulario, con una versión gratuita suficiente para la mayoría de estudiantes y un plan de pago con recomendaciones más avanzadas.
Si trabajas principalmente en castellano, LanguageTool es una alternativa estupenda y de código abierto. Detecta errores de ortografía, gramática, concordancia y estilo, y funciona tanto en documentos como en formularios web o correos electrónicos. También dispone de un plan gratuito muy usable y versiones premium con funciones ampliadas.
En la misma línea, puedes encontrar herramientas como Stylus, un servicio en línea pensado para revisar estilo con más profundidad, analizando contexto y semántica para proponerte mejoras y explicando el porqué de sus sugerencias. Es útil si quieres aprender de tus fallos y mejorar tu redacción a medio plazo.
Y, aunque conviene usarlo con responsabilidad, existe software tipo Text Rewriter and Spinner que reescribe fragmentos variando estructuras y sinónimos para que no resulten idénticos a los originales. Puede sacarte de un apuro cuando necesitas parafrasear mejor una idea, pero no debería utilizarse para enmascarar plagios.
Herramientas de comunicación, clases online y colaboración
Entre asignaturas híbridas, clases online y trabajos en grupo, necesitas buenas herramientas para comunicarte y colaborar. Windows 11 se integra muy bien con varias de las grandes plataformas de videollamadas y mensajería.
En el entorno académico, Microsoft Teams se ha convertido en una pieza central. Permite crear equipos por asignaturas, gestionar chats con compañeros y profesores, organizar videollamadas, compartir archivos y entregar tareas. Se conecta de forma nativa con Microsoft 365, así que puedes abrir documentos, coeditarlos y comentar sin salir de la aplicación.
Zoom sigue siendo una de las herramientas de videoconferencia más usadas por muchas universidades, sobre todo por su estabilidad y por funciones como las salas de grupos pequeños, el compartir pantalla o la posibilidad de grabar clases para verlas más tarde. Viene genial para sesiones de repaso en grupo o para defender trabajos a distancia.
En contextos más informales, Discord ha saltado del mundo gamer a convertirse en una especie de campus virtual. Permite crear servidores con canales de texto y voz, compartir pantalla, organizar grupos de estudio y mantener comunidades de alumnos muy activas. Telegram, Signal y WhatsApp Desktop también son básicos para coordinarse sobre la marcha.
Muchas universidades basadas en Google utilizan Google Meet integrado con Google Calendar y Classroom, así que desde Windows 11 solo necesitas un navegador. Sea cual sea la herramienta, la idea es que puedas asistir a clases, reunirte con tu grupo de trabajo y presentar proyectos sin complicaciones técnicas.
Plataformas educativas y apps para el aula
Además de las herramientas generales, existen plataformas pensadas específicamente para usarse en clase, tanto por profesores como por estudiantes, especialmente útiles en entornos de educación primaria y secundaria.
En el mundo Google, Google Classroom hace de sistema de gestión del aula: los docentes pueden crear cursos, publicar materiales, proponer tareas, calificarlas y abrir foros de preguntas. Para el alumno es el lugar donde se concentran apuntes, ejercicios y anuncios de cada asignatura, accesible desde cualquier dispositivo con Windows 11 mediante el navegador.
En un enfoque más visual y orientado a portafolios, Seesaw permite al alumnado documentar y mostrar su trabajo con fotos, vídeos, dibujos y notas de voz. Los profesores revisan, comentan y dan feedback, y las familias pueden ver el progreso de sus hijos. Está muy extendida en colegios de EE. UU. y otros países, y también cuenta con app para Windows.
Para aprender mecanografía, algo básico si quieres escribir rápido en tu portátil, TypingClub ofrece lecciones interactivas, juegos y pruebas de velocidad. Los profesores pueden crear planes personalizados, seguir el progreso y ajustar la dificultad. En unas pocas semanas puedes pasar de escribir con dos dedos a teclear con soltura en un teclado QWERTY.
Si lo tuyo es trabajar conceptos a través del juego, Kahoot! se ha convertido en un clásico: permite crear cuestionarios tipo concurso en los que los alumnos responden desde el móvil u ordenador y compiten por puntos. Es ideal para repasar antes de un examen o para convertir sesiones teóricas en algo más dinámico. Muy en esa misma línea lúdica, plataformas como Vish dan pie a crear y compartir recursos educativos interactivos de todo tipo.
Apps de aprendizaje y refuerzo por materias
Más allá de los programas generales, hay un montón de aplicaciones centradas en reforzar determinadas materias, perfectas para repasar fuera del horario de clase o para aprender a tu ritmo desde Windows 11.
En el ámbito de los idiomas, Duolingo es de las más conocidas. Convierte el estudio en pequeños retos gamificados con actividades cortas de lectura, escritura, escucha y pronunciación. Las lecciones se adaptan a tu nivel y se pueden hacer en ratos muertos, así que es ideal para mantener el contacto diario con el idioma.
Para Matemáticas, Ciencias, Historia o Arte, Khan Academy ofrece miles de vídeos, explicaciones y ejercicios interactivos totalmente gratuitos. Cubre desde primaria hasta secundaria y primeros cursos universitarios, y su sistema de prácticas y medallas hace más llevadera la práctica constante. Puedes usarla tanto para ponerte al día como para profundizar si quieres ir por delante del temario.
Si te interesa la programación desde pequeño, Scratch es la puerta de entrada perfecta. Propone un lenguaje de bloques visuales con el que puedes crear historias, juegos y animaciones arrastrando y soltando elementos, sin escribir código tradicional. Está pensada para niños desde unos seis años, y va elevando la dificultad según vas aprendiendo.
En lectura y comprensión, plataformas como Intralineas ofrecen textos graduados por edades, actividades, ejercicios y estrategias de lectura alineadas con marcos como PISA. Es especialmente útil en secundaria y bachillerato para ganar soltura interpretando textos complejos, algo que luego se nota mucho en la universidad.
Si te apasiona el espacio o estudias temas relacionados, NASA’s Eyes es una aplicación espectacular que permite explorar planetas, misiones y fenómenos astronómicos en 3D de forma inmersiva. Es un recurso fantástico para acompañar asignaturas de Física, Astronomía o Ciencias Naturales con experiencias visuales que enganchen.
Apps de diseño, presentaciones y contenido visual
Hoy ya no basta con entregar un trabajo en texto plano; cada vez cuenta más cómo lo presentas. Por suerte, en Windows 11 hay una buena selección de herramientas para crear contenidos visuales atractivos sin ser diseñador profesional.
Canva es probablemente la reina de esta categoría: una plataforma de diseño gráfico con plantillas para presentaciones, carteles, infografías, horarios, publicaciones para redes, currículums y mucho más. Puedes usarla desde el navegador o con su app para Windows, y combina un enorme banco de recursos con herramientas muy sencillas para maquetar en pocos minutos. Con la versión de pago se desbloquea un catálogo aún mayor de fotos, iconos y funciones impulsadas por IA.
Si necesitas ir un poco más allá en presentaciones interactivas, Genially permite crear diapositivas animadas, infografías y contenidos interactivos muy vistosos con un sistema de plantillas y bloques. Es perfecta para presentaciones de trabajos, proyectos de clase o materiales didácticos con un toque distinto a PowerPoint.
Para crear diagramas, mapas conceptuales, esquemas de procesos o circuitos, tienes opciones como Creately, Draw.io o FreeMind. Todas permiten arrastrar y soltar formas, conectarlas, aplicar estilos y guardar los resultados en formatos como PNG, JPG o PDF. Vienen de lujo para visualizar contenidos complejos de forma clara: organigramas, flujos de trabajo, resúmenes temáticos, etc.
Si quieres trabajar con imágenes de forma más avanzada, GIMP y Paint.NET son dos editores muy recomendables. El primero se acerca bastante a lo que ofrece Photoshop en versión gratuita y de código abierto; el segundo es más ligero y sencillo, ideal para retocar imágenes, añadir textos, recortar o preparar gráficos básicos para tus trabajos.
Para quienes prefieren comunicar en vídeo, OBS Studio permite grabar pantalla y webcam, mezclar varias fuentes y crear vídeos explicativos o tutoriales. Es muy potente, gratuito y de código abierto, de modo que sirve tanto para grabar exposiciones en casa como para retransmitir presentaciones en directo si lo necesitas.
Trabajo con PDFs y gestión de documentos

Los PDFs son el pan de cada día: apuntes, enunciados, artículos científicos, prácticas… Tarde o temprano necesitarás algo más que abrirlos. Windows 11 permite ver PDFs sin instalar nada, pero lo ideal es tener algunas herramientas extra.
Para leer y anotar, Adobe Acrobat Reader sigue siendo la opción clásica. Permite resaltar texto, añadir comentarios, firmar documentos y rellenar formularios. Para algo más ligero, Sumatra PDF es un lector minimalista, rapidísimo y de código abierto, perfecto si solo quieres abrir archivos grandes sin que tu portátil sufra.
Cuando necesitas manipular PDFs a fondo, la web ILovePDF agrupa casi cualquier herramienta que puedas imaginar: unir y dividir documentos, convertir de PDF a Word, PowerPoint o Excel, pasar imágenes a PDF y al revés, comprimir archivos, añadir marca de agua, protegerlos con contraseña o desbloquearlos. Todo funciona desde el navegador, así que te basta con Windows 11 y conexión a Internet.
Para almacenamiento y sincronización de documentos, además de OneDrive y Google Drive, servicios como Dropbox o Mega ofrecen alternativas interesantes. Mega destaca por sus 50 GB gratuitos y su cifrado de extremo a extremo, lo que viene bien si quieres guardar trabajos sensibles, proyectos o copias de seguridad con un plus de privacidad.
Si trabajas con muchos archivos y carpetas, herramientas como WinDirStat o TreeSize Free ayudan a identificar qué ocupa espacio en tu disco, mostrando un mapa visual del uso del almacenamiento. Combinadas con limpiadores como BleachBit, permiten mantener tu equipo más ligero y centrado en lo importante.
Concentración, gestión del tiempo y productividad personal
El enemigo silencioso del estudiante en Windows 11 se llama distracciones: redes sociales, vídeos, juegos, mil pestañas abiertas… Para lidiar con ello, hay apps que te ayudan a centrarte en lo que toca en cada momento.
Una de las más originales es Forest, que utiliza la metáfora de plantar un árbol cada vez que te concentras. Si mantienes la concentración durante el tiempo marcado, el árbol crece; si te vas a cotillear webs que has marcado como bloqueadas, el árbol se marchita. Puede parecer una tontería, pero esa pequeña culpabilidad funciona sorprendentemente bien para muchos usuarios.
Si prefieres algo más serio, Freedom o Cold Turkey Blocker permiten bloquear webs y aplicaciones concretas durante franjas horarias o sesiones de estudio, tanto en el navegador como a nivel de sistema. Son perfectas para aplicar la técnica Pomodoro o para dedicar tardes enteras a avanzar proyectos sin interrupciones constantes.
Para la parte de planificación, ya mencionamos Microsoft To Do y My Study Life, pero también merece la pena tener a mano Google Calendar: aunque se use desde el navegador, puede fijarse como PWA en Windows 11 y sincroniza todos tus eventos académicos y personales con el móvil.
Si el problema es más bien mantener la mente en modo escritura, editores como FocusWriter ofrecen un entorno mínimo de texto, sin distracciones ni barras de herramientas, ideal para volcar ideas rápidas, redactar borradores o hacer lluvias de ideas sin verte tentado de cambiar la fuente o el interlineado cada dos minutos.
Seguridad, mantenimiento y herramientas extra para tu portátil
Aunque Windows 11 viene bastante mejor protegido que versiones anteriores, conviene reforzar un poco el sistema y evitar aceptar licencias sin leer para no jugarte trabajos importantes por un susto. Un antivirus decente, copias de seguridad y alguna utilidad de limpieza son imprescindibles.
Windows Defender ya hace un buen papel, pero combinarlo con Malwarebytes como segunda capa de defensa puntual te ayudará a detectar y limpiar malware que se haya colado. Para borrar restos de programas y archivos temporales, BleachBit es una opción potente y de código abierto que, usada con cabeza, libera espacio y mejora la privacidad.
Cuando necesites desinstalar programas tozudos o que dejan mucha basura, Revo Uninstaller Free rastrea archivos y entradas de registro residuales para que se vayan del todo. Y para asegurar que tus archivos cruciales sobreviven a cualquier susto, soluciones como AOMEI Backupper Standard permiten crear copias de seguridad de carpetas, particiones o del sistema entero.
Para gestionar contraseñas de forma segura, Bitwarden es un gestor gratuito y de código abierto que sincroniza tus claves cifradas entre dispositivos, evitando que tengas que reutilizar la misma contraseña en todas las plataformas, algo especialmente delicado con cuentas académicas.
Si en tus estudios necesitas probar software, correr máquinas virtuales o trastear con sistemas operativos sin romper nada, herramientas como VirtualBox o VMware Workstation Player te permiten crear máquinas virtuales dentro de Windows 11. Ideal para asignaturas de informática, redes, ciberseguridad o simplemente para experimentar sin miedo.
Por último, si vas a conectarte a redes WiFi públicas (bibliotecas, cafeterías, campus), plantearte usar una VPN como ProtonVPN no es mala idea. Ofrece un plan gratuito con buenas garantías de privacidad, cifrando tu tráfico y reduciendo el riesgo de que alguien fisgonee tus datos.
IA y asistentes inteligentes para estudiar mejor
La inteligencia artificial también se ha colado en el día a día del estudiante, y bien usada puede ser una aliada muy potente para acelerar ciertas tareas sin sustituir tu propio trabajo.
En Windows 11, Microsoft Copilot está cada vez más integrado en el sistema y en el navegador Edge. Puede ayudarte a resumir textos, generar borradores de correos o trabajos, proponer esquemas o explicar conceptos, siempre y cuando luego revises y adaptes el contenido a tu criterio. No es un sustituto de estudiar, sino una herramienta de apoyo.
Además, tienes acceso a modelos como ChatGPT mediante su app para Windows, con los que puedes plantear dudas, pedir ejemplos adicionales o practicar conversaciones en otros idiomas. Herramientas como QuillBot sirven para reescribir textos, mejorar estructuras o variar el estilo, mientras que DeepL destaca por ofrecer traducciones automáticas de altísima calidad, especialmente útiles para artículos científicos en otros idiomas.
Si te preocupa depender demasiado de herramientas en la nube, ejecutar algunos modelos de lenguaje de forma local es una opción (si tienes hardware suficiente). Y motores de búsqueda conversacionales como Perplexity AI combinan búsqueda y resumen, mostrando fuentes para que puedas verificar la información y citar correctamente.
Eso sí, las universidades están cada vez más atentas al uso impropio de estas herramientas. Plataformas como Plag.es analizan trabajos frente a miles de millones de páginas y documentos para detectar plagios, así que lo más sensato es usar la IA como apoyo para entender y organizar mejor, no para entregar textos generados tal cual.
Un estudiante con Windows 11 que combine una buena suite ofimática, aplicaciones de organización como Notion y My Study Life, un gestor de referencias como Zotero, correctores avanzados, plataformas educativas específicas por materia y algunas herramientas de diseño, concentración y seguridad, tiene a su alcance un entorno de estudio muy potente, flexible y adaptado a casi cualquier nivel académico, reduciendo tiempo perdido, mejorando la calidad de sus trabajos y, de paso, haciéndole la vida universitaria bastante más llevadera.
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